domingo, 31 de agosto de 2014

RUTA POR EL CAÑÓN DEL RÍO PIRÓN

El eje transversal por el cual fluye la mayor parte de esta ruta es el Río Pirón, su nacimiento se localiza en la Sierra de Guadarrama, en el puerto de Malagosto, justo en la fuente del Mojón dentro de la provincia de Segovia y desemboca en el río Cega ya en la provincia de Valladolid y pertenece a la Cuenca hidrográfica del Duero.

Al río Pirón desembocan las aguas de río Viejo, ambos ríos son los artífices de la formación de dos imponentes cañones horadaros con el paso del tiempo y con el transcurrir de sus aguas dejando su huella en el terreno calcáreo.

La ruta tiene su inicio en Peñarrubias de Pirón a 900 metros de altitud, población perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, más concretamente a la provincia de Segovia, tan solo 28 kilómetros separan Peñarrubias de Pirón de la ciudad de Segovia.

En la entrada del pueblo encontraremos diferentes carteles informativos sobre la ruta y sobre los alrededores, existen varias opciones para comenzar la ruta, mi recomendación es que una vez entren al pueblo se dirijan a la izquierda, crucen un puente sobre el río Pirón hasta llegar a una chopera donde podremos aparcar el coche, desde este punto podremos seguir el camino que transcurre aguas arriba por la margen derecha del río, este camino se convierte en un sendero que nos llevara hasta un meandro del río Pirón, unos metros más adelante tendremos que cruzar el río, esta alternativa la podremos realizar en verano cuando el caudal del río disminuye, en este punto no existe puente por lo que tendremos que buscar el mejor lugar para vadear el río Pirón sin mojarnos demasiado, aunque en la época estival incluso se agradece el remojar un poco los pies en las cristalinas aguas del río Pirón, una vez crucemos el río encontraremos una pista de tierra que tomaremos a mano izquierda, a modo de referencia en cuanto empecemos a caminar por la pista veremos un par de muelas de molino que descansan en el margen derecho del camino.

La otra opción es desde la chopera cruzar un puente de madera que nos dejara en la Calle Escuelas, es una calle cuesta arriba la cual seguiremos hasta que encontremos a mano izquierda una calle que posteriormente se convierte en una pista de tierra, unos metros más adelante el camino vuelve a bifurcarse, tomaremos una vez más la pista que sale a nuestra izquierda, si seleccionamos esta opción nos evitaremos cruzar el río.

Las dos opciones restantes para iniciar la senda son: atravesar el pueblo o bien a la entrada del mismo dirigirse hacia la derecha hasta llegar a una curva muy cerrada de izquierdas que tomaremos hasta desembocar en la calle Camino de Pinillos, al final de la calle giramos a la derecha para tomar el Camino a Cabañas, este camino nos ira alejando del pueblo, la primera ramificación que nos encontremos elegiremos el camino de la izquierda.

Todas las opciones comentadas nos dejan en el mismo punto, en el camino de Adrada, el cual nos llevara hasta unas casas rehabilitadas respetando la arquitectura rural de la zona, continuamos caminando por la pista de tierra, el paisaje predominante en este zonas son las tierras de cultivo de cereal, sin desviarnos en ningún momento llegaremos hasta una baliza de madera situada en el margen izquierdo del camino, en el caso que no estuviera la baliza, debemos estar atentos en localizar un clareo a nuestra izquierda, en esta zona las tierras de cultivo quedan atrás y el monte bajo hace acto de presencia.

Una vez llegado a este punto abandonaremos la pista de tierra y nos dirigiremos hacia la izquierda en búsqueda de un pequeño sendero que nos adentrara en la espesura del bosque de encinas, la frondosidad es tal que en muchos tramos del sendero las ramas de las encinas no permiten ver el cielo.

Iremos descendiendo gradualmente por el sinuoso sendero, hasta llegar al cauce del río Pirón, del encinar que atravesamos pasamos a un bosque de ribera muy bien conservado, ahora el sendero continua aguas arriba por la orilla izquierda del río, unos metros más adelante se localiza el Molino de Covatillas de finales del siglo XIX, en la actualidad se encuentra en ruinas, en su máximo esplendor sería un edificio muy notable, donde las agricultores traían su grano para que fuera molido y así obtener la preciada harina.

El sendero nos adentra por un bosque de ribera muy bien preservado con grandes y longevos álamos, fresnos y sauces, que aportan una preciada sombra al caminante que decide realizar la ruta en verano, sin apenas esfuerzo llegamos hasta el siguiente punto de interés el Puente de Covatillas, data del siglo XVI y forma parte del conjunto de estructuras que componían el Camino Real que pasaba por Torreiglesias y que unía Turégano con Segovia.

El puente de Covatillas fue construido utilizando sillares de piedra caliza colocados uniformemente, cuenta con dos ojos separados por un tajamar, las aguas del río Pirón en la actualidad solo pasan por uno de los ojos, para los pretiles del puente utilizaron sillarejos irregulares unidos entre si con mortero de cal y arena, sobre este pequeño muro y a modo de balaustrada se colocaron sillares.

Entre los usos del puente se encuentra el de contadero de ganado, aprovechando la estrechez del paso en la zona central y más elevada del puente.

Al cruzar el puente encontramos las ruinas del Caserío de Covatillas, bien inmueble que perteneció a una familia noble relacionada con los Contreras, del siglo XVIII, los marqueses de Covatillas fueron una importante familia del siglo XVIII que en este paraje mandaron construir diferentes edificaciones, en la actualidad solo se mantienen en pie en estado de ruinas una casa solariega elevada sobre una ladera y un palomar, de las demás edificaciones solo quedan algunos muros en pie y poco más.

Para retomar el camino tendremos que cruzar de nuevo el puente y seguir aguas arriba hasta llegar a la Fuente de Covatillas, donde encontraremos el escudo nobiliario de los Marqueses de Covatllias esculpido en el dintel de la compuerta que regula el nivel de agua de la propia fuente, llama la atención la decoración del azud con cabezas de leones esculpidas en piedra de granito, por donde brota el agua cristalina del manantial.

El manantial surge de un impresionante cortado de piedra caliza tapizado por una densa vegetación, principalmente hiedras, el agua de lluvia se va filtrando entre las piedras calcáreas hasta descansar en una alberca donde se va acumulando, de tal forma que la fuente disfruta de un caudal constante durante todo el año.

La densa vegetación que rodea el nacimiento del manantial y la propia fuente dan a este paraje un aspecto único, los nogales, los álamos, los fresnos y avellanos forman un acogedor bosque.

Una vez atravesemos el bosque de ribera aparece ante nosotros el Cañón del río Pirón, el paisaje se transforma por completo y un amplio camino atraviesa el cañón, a mano derecha encontramos una baliza que nos invita a subir por un sendero a la Ermita de Santiaguito del siglo XVIII.

La Ermita de Santiaguito, se encuentra en la ladera derecha del cañón, aprovechando una oquedad en la pared del cañón se construyo un muro de piedra para delimitar la edificación, sus orígenes se remontan a la repoblación medieval que se llevo a cabo en estas tierras, la austeridad y sencillez de la propia ermita acentúan la fuerza espiritual del emplazamiento.

Cada 25 de julio se celebra la romería estival en honor al Santo, la imagen es subida a hombros desde el río y la liturgia conserva con gran pureza su esencia religiosa. Los vecinos de los pueblos de alrededor se reúnen para celebrar una misa y besar la imagen, posteriormente disfrutan junto al río de una comida y como colofón al día festivo bailan jotas.

Tras descender por el sendero retomamos el ancho camino, siempre remontando las aguas del río Pirón, para dirigirnos a la Cueva de la Vaquera, aproximadamente se localiza enfrente de la Ermita de Santiaguito.


La formación de la cueva se debe al proceso cárstico y a la circulación de agua subterránea, la gruta cuenta con tres galerías de 1 kilómetro de extensión, en un principio la cueva se encontraba inundada, debido al descenso del nivel freático en la actualidad el agua tan solo circula por la galería inferior.




El manantial de Fuentedura junto a la cueva es la salida natural de estas aguas transparentes que emergen desde las profundidades claras, frescas e impolutas.

En la cueva de la Vaquera, término municipal de Losana de Pirón, además de restos de hogares en los que se hacía fuego se han localizado en su interior fragmentos cerámicos de botellas globulares, vasos de paredes rectas y cuencos. Además se han encontrado cuchillos y otros útiles líticos, así como punzones de hueso.

A finales de los años 80 se realizaron unos estudios que permitieron fechar los materiales encontrados en la etapa final del Neolitico.

Para acceder a la cueva, debemos antes cruzar el río Pirón por un puente construido con tablas, tras salvar una pequeña ladera a unos pocos pasos se localiza la cueva de la Vaquera cuya puerta está salvaguarda por un longevo saúco.

Una vez visitada la cueva nos dirigimos al Cañón del río Viejo, para ello tendremos que seguir el camino que sigue aguas abajo del río Pirón, hasta encontrar a mano derecha el cañón del río Viejo, un pequeño sendero nos ira adentrando por el cañón.

El nacimiento del Río Viejo se localiza muy cerca al del río Pirón, en el alto de la Sierra de Guadarrama, a lo largo de su curso atraviesa bosques de pino de Valsaín, melojos y encinas.

En su tramo final el río se encuentra con la piedra caliza que ha ido erosionando hasta formar un cañón, los cortados existentes en esta zona son el hábitat ideal de una colonia de buitres leonados y alimoches que aprovechan la tranquilidad y las óptimas condiciones del lugar para poder nidificar.

En lo alto de la meseta el árbol mas predominante es la sabina, en cambio en las profundidades del cañón son los arboles de hoja caduca los que predominan como los olmos, los fresnos, los povos, los álamos y los sauces, que se sitúan junto al río en búsqueda del agua y de la humedad que necesitan.

Numerosas lianas de hiedra, dulcamara y lúpulo se adhieran a los arboles y rocas, entre los arbustos más destacables se encuentran las zarzamoras, los rosales silvestres y los endrinos que ofrecen sus frutos a petirrojos, mirlos, pinzones, ruiseñores y otras muchas aves que se acercan a estos arbustos para alimentarse con sus sabrosos frutos.

El cañón del río Viejo es el enclavamiento de la Cueva de la Mora, para acceder a ella es necesario cruzar el cauce del río Viejo y seguir la senda aguas arriba hasta localizar un espolón rocoso donde brota un manantial, en ese punto en el borde superior del cañón se oculta la cueva de la Mora, la entrada está disimulada por una gran losa caliza en posición vertical. Desde el interior de la cueva podemos contemplar unas impresionantes vistas del cañón del río Viejo, gracias a la ventana natural abierta en el cortado, en el interior de la cueva existe un pequeño sepulcro tallado en la roca donde se dice que estaba enterrado un niño musulmán.

Sin descender al cañón continuamos uno metros por la meseta hasta llegar a la Torca del río Viejo, un impresionante desplome del techo de una gran bóveda subterránea.

Nuestro camino continúa por la meseta dirección Este, tras descender y ascender un profundo barranco divisamos los vestigios del Corral de Máximo, entre las ruinas de las edificaciones se encuentra la entrada de una cueva vivienda habitada en los años 50 por Máximo Segovia agricultor dedicado a las almendros, para poder sacar partido a las tierras tuvieron que recurrir a las terrazas y así poder cultivar más eficientemente los almendros.

Para acceder al Corral de Máximo también podemos bajar al cañón desde la Torca y continuar el sendero aguas arriba del río Viejo hasta llegar a un sendero por el cual ascenderemos un ladera con una fuerte pendiente una vez arriba las ruinas del Corral de Máximo estarán ante nosotros.

Una vez visitado el Corral de Máximo es hora de iniciar el camino de regreso, para ello descenderemos con precaución desde la meseta al valle y seguiremos el sendero que transcurre paralelo al río Viejo, en todo momento el río queda a nuestra izquierda y solo debemos seguir su cauce aguas abajo hasta llegar a la desembocadura donde las aguas del río Viejo se unen a las del río Pirón.

En este punto el camino gira a la derecha debido a un meandro del río Pirón, y seguiremos nuestra ruta por el camino del Caserío de Covatillas, el río Viejo queda a nuestra izquierda y según avanzamos nos encontraremos con diferentes cercas de alambre que debemos cruzar y cerciorarnos de volver a cerrar correctamente, de los senderos pasamos a un amplio camino totalmente llano, la vegetación mas predominante en esta zona es la encina que encontraremos a ambos lados del camino.

Sin pausa pero sin prisa llegamos al Caserío y al puente de Covatillas, a nuestra izquierda y cruzando las edificaciones que presentan un estado de ruinas atraviesa el camino que conduce hasta Torreiglesias, en nuestro caso cruzaremos el puente y retomaremos por el mismo itinerario pero ahora en dirección opuesta que realizamos al principio hasta llegar al pueblo de Peñarrubias del Pirón.

Durante el camino de vuelta podemos dedicarnos a buscar y admirar los impresionantes tocones que surgen en el bosque de ribera, muchos de estos troncos en fase de descomposición son cubiertos por hiedras lo que les da un aspecto singular.
Antes de abandonar estas tierras disfrutemos del paisaje que el río Pirón ha ido moldeando con el paso del tiempo e imaginemos las andanzas del que fue probablemente el ultimo bandolero del siglo XIX de la Sierra de Guadarrama, Fernando Delgado Sanz nacido el 6 de junio de 1846 en Santo Domingo de Pirón, conocido como el Tuerto de Pirón debido a una nube que le cegaba el ojo izquierdo, en 1868 se inicio como bandolero asaltando carruajes, diligencias y desvalijando iglesias junto con sus secuaces, aun así se labro una reputación como bandido piadoso.

En varias ocasiones cayó preso de la justicia y consiguió evadirse en otras tantas ocasiones, hasta que su carrera se vio truncada cuando fue capturado y condenado a cadena perpetua por la Audiencia de Madrid, durante 15 años estuvo eludiendo a la Guardia Civil, escondiéndose por la multitud de recovecos que el valle del río Pirón le ofrecía, quien sabe la de ocasiones en las cuales se habrá escondido en las numerosas cuevas y oquedades que el cañón brinda a todo aquel que necesite refugio, aunque dicen que su especialidad era la de esconderse en los arboles huecos como si de una garduña se tratase.

Su final llego el 5 de junio de 1914 en la cárcel de San Miguel de los Reyes en Valencia, tras su muerte nació su leyenda latente hasta el transcurrir de nuestros días.

Mientras descendemos por la pista de tierra Peñarrubias de Pirón empieza a asomarse entre las suaves colinas que inundan el paisaje, una vez en el pueblo es hora de retomar el coche y dirigirnos a visitar una joya románica, se trata de la Ermita de la Virgen de la Octava.

La ermita se sitúa a 400 metros a las afueras del pueblo y fue construida sobre lo alto de un cerro que domina, como si fuera una atalaya todo el Valle del río Pirón. El terreno aledaño a la ermita son tierras de labranza principalmente de cultivos de cereales.

La ermita es un edificio de estilo románico humilde y construido en su mayoría en mampostería. La nave es corta y se ha sido reformada en varias ocasiones a lo largo de los siglos.

En el muro sur se abre una bella portada de tres arquivoltas rematada por un tejaroz que se apoya en una cornisa con canes y metopas labrados. Destaca un capitel donde se representa una lucha entre hombres y animales envueltos en una densa vegetación.

La cabecera es semicircular, con un amplio tramo recto. Arranca de un arco triunfal doblado que se apoya en las figuras de dos leones. En junio a los 8 días del Corpus, se celebra la fiesta en honor a Nuestra Señora de la Octava. Su imagen es una talla medieval sobre una peana de estilo barroco. La Virgen aparece sentada en un tronco y tiene al Niño sobre su regazo.

La sencillez de la ermita corresponde a un esquema clásico románico con una única nave y cabecera formada por un ábside semicircular y un pequeño tramo recto correspondiente al presbiterio. Para dar luz al interior del templo, en forma de saetera rodeado por un arco de medio punto con el intradós abocelado la ermita conserva en el ángulo noroccidental del edificio una pila bautismal románica.

En la cabecera del templo sobre una peana de madera se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Octava patrona de la localidad. Se trata de una talla de madera policromada que tiene en su base angelitos renacentistas. La Virgen tocada con una corona y cubierta con un velo blanco cae sobre los hombros y el Niño sedente sobre las rodillas de la Virgen en actitud de bendecir con su mano derecha.

Tras contemplar la ermita y disfrutar de las vistas es hora de despedirse hasta la próxima ocasión en la cual descubramos algún nuevo rincón que el Valle del río Pirón esconde a la espera de ser descubierto por el senderista.

Si desean realizar la ruta por el cañón del río Pirón les recomiendo que estudien bien la ruta en un mapa y vayan provistos con el mismo el día que decidan descubrir este impresionante paraje o bien vayan acompañados de un guía, si desean contar con mi servicio de guía pueden escribirme a: danielmedioambiente@gmail.com



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