domingo, 14 de abril de 2013

RUTA PERIURBANA POR LA RIBERA DEL RÍO MANZANARES

A las 9:30 de una nublada mañana de domingo un grupo de 15 personas nos dimos cita en Príncipe Pio, para realizar la ruta periurbana por la ribera del río Manzanares conocido por todos y olvidado por muchos.

Desde el punto de encuentro nos dirigimos hacia el Puente del Rey, donde nos detuvimos a divisar un grupo de golondrinas comunes (Hirundo rustica) revoloteando sobre las aguas del río Manzanares, tuvimos la suerte de ver un par de golondrinas posadas a unos pocos metros de nosotros lo cual favoreció la identificación y la observación de los detalles morfológicos.

Aprovechando la presencia de las golondrinas, comente a los asistentes las significativas diferencias entre tres especies muy parecidas entre sí como son: la golondrina común (Hirundo rustica), el avión común (Delichon urbicum) y el vencejo común (Apus apus).

Una vez contemplado todo aquello que nos ofrecía en ese punto el río Manzanares, procedimos nuestro camino dirección Casa de Campo, a la cual accedimos por la Puerta del Rey, en la actualidad esta puerta se encuentra adelantada unos cuantos metros de su histórica ubicación y desprovista de su correspondiente verja de hierro forjado, lo que incide en una pérdida de presencia y de simbolismo al no dar la sensación de cruzar una verdadera puerta.

Al adentrarnos en la Casa de Campo, enseguida nos percatamos de la presencia de una especie introducida de ave, la cotorra argentina (Myiopsitta monachus), dicha especie causa grandes daños en los ecosistemas al colonizar grandes árboles y construir grandes nidos donde viven familias enteras de estas molestas aves, los problemas que causan estas aves son diversos, desde la presión que ejercen sobre otras aves que se ven obligadas a desplazarse, competencia por la alimentación, por los mejores árboles para ubicar sus nidos, crean daños en la flora debido a que sus nidos son construidos con ramas, las cuales son cortadas de los árboles, aprovechan las ramas más flexibles de las copas de los arboles donde se encuentran los brotes nuevos del árbol para cortarlas con sus poderosos picos y posteriormente llevar esas ramitas a sus inmensos nidos, lo cual crea un daño importante al árbol al ser elevado el número de ejemplares de esta especie y la población de esta especie va aumentado cada año.

Siguiendo por la tapia del Vivero municipal proseguimos el camino entre pinares de repoblación, donde encontramos la presencia de una pequeño pájaro llamado agateador común (Certhia brachydactyla), el cual asciende realizando espirales por los troncos de los árboles provistos de una corteza agrietada donde el agateador rebusca pequeños insectos con su fino y alargado pico curvo.

Pronto abandonamos la Casa de Campo por la pasarela del anillo verde ciclista que nos permite cruzar la carretera de Castilla la M-500, nada más atravesar la pasarela nos encontramos con la cuadras del Club Villa de Madrid y de nuevo volvemos a recuperar la ribera del río Manzanares.

Desde este punto la ribera del río Manzanares se encuentra en un aceptable estado de conservación y lleno de vida, en una de las ramas secas de un árbol encontramos un ejemplar de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) secando su plumaje después de continuas inmersiones buscando su principal alimento, los peces.

Un poco más adelante en la orilla de enfrente, es decir en el margen izquierdo del río se encuentra la instalación del Ayuntamiento de Madrid, denominada “Migas calientes”, donde se tratan todos los deshechos de origen vegetal procedentes de los parques de la ciudad de Madrid, los restos vegetales son procesados en esta planta para producir compost que posteriormente servirá como abono para todos los parques y jardines de Madrid.

Continuamos nuestra ruta en dirección contraria al de las aguas del río, que gracias a las últimas lluvias el caudal está irreconocible mostrando una gran crecida, lo que ha ocasionado que gran parte de las orillas del río estén anegadas y la vegetación de ribera inundada.

El camino nos lleva hasta un punto histórico denominado la “Pasarela de la Muerte”, un cartel muestra el emplazamiento exacto donde se levanto durante y después de la Guerra Civil Española una pasarela. Durante la campaña bélica la pasarela tuvo una gran importancia estratégica, por lo que constantemente era destruida y reconstruida.

Tras varios intentos de acercarnos al río encontramos una zona menos encharcada por la cual transitamos y donde contemplamos  escondida entre la vegetación a un garceta común (Egretta garzetta), debido a la fuerte corriente que presentaba el río las aves acuáticas brillaban por su ausencia.

Casi sin darnos cuenta el reloj marco las 12:00 del medio día y en unos bancos cercanos al camino realizamos la oportuna parada para avituallarnos y disfrutar del canto de los verdecillos (Serinus serinus) y de los mirlos comunes (Turdus merula).

Con las energías repuestas retomamos el camino hasta llegar a un puente de madera que nos permitió comprobar de cerca la crecida del río y observar las instalaciones de la planta depuradora de Viveros de la Villa, que trata las aguas residuales procedentes de los distritos de Fuencarral, El Pardo, Chamartín, Tetuán y Moncloa, además de los municipios de Majadahonda, las Rozas y Pozuelo de Alarcón.

El agua regenerada de esta planta depuradora es empleada para el riego de parques y zonas verdes de la zona Norte y Oeste de Madrid.




En los orillas aledañas al puente observamos a las espadañas (Typha angustifolia) planta herbácea acuática muy fácil de identificar al ser una planta con largos tallos que asemejan afiladas espadas y cuya terminación es coronada por una formación cilíndrica muy característica.

La avifauna que con más frecuencia observamos eran los ánades azulones (Anas platyrhynchos) y posadas en las ramas de los árboles secos grajillas (Coloeus monedula), en cuanto a los rastros multitud de nidos de pito real (Picus sharpei) aunque no se dejo ver escuchamos su característico relincho.

Retomando el camino nos dirigimos hacia una nueva pasarela que nos permite cruzar la carretea de la Coruña y que nos encamina hacia el puente de San Fernando, construido en 1749 durante el reinado de Fernando VI, el arquitecto elegido fue Jaime Bort y Meliá, la designación se debe al santo onomástico de Fernando VI.

El puente se encuentra dividido en dos tramos separados por un machón, que se soporta sobre una isla creada por los sedimentos que arrastra el propio río, el tramo de la izquierda posee 4 arcos de medio punto y otros dos rebajados, en el tramo derecho existían 2 arcos, en 1856 una riada daña el arco cercano al machón, tras la reparación se reconstruye con 3 arcos siendo el ingeniero encargado Francisco Javier Boguerín.

Construido íntegramente en granito el puente consta de 6 ojos de medio punto, los elementos ornamentales más característicos son las estatuas onomásticas situadas en el centro del antepecho de San Fernando y de Santa Bárbara ambas estatuas los encontraremos en el pretil y fueron construidas por el escultor Vicente Bort.

Tras cruzar tan maravilloso puente y dejar atrás el río manzanares, nos encontramos con una nueva pasarela que cruza la M-30 y nos deja en las inmediaciones de uno de los numerosos campos de golf que hay por toda la zona de Puerta de Hierro.

El camino cambia totalmente al igual que el paisaje y sin prisa pero sin pausa seguimos nuestro recorrido por un sendero de tierra que nos conduce una vez más a otra pasarela, en está ocasión nos permite cruzar la calle Sinesio Delgado.

El sendero se ensancha a la altura del pinar de la Ciudad Universitaria, repleto de trincheras de la Guerra Civil, mas adelante nos adentramos bajo un puente que nos permite salvar la M-30 y nos deja justo en la puerta del Hospital Clínico Veterinario.

Seguimos nuestro camino hasta llegar a la puerta trasera del Palacio de la Moncloa, sin detenernos continuamos y divisamos el peculiar edificio que alberga la Biblioteca del Instituto de Patrimonio Cultural Español.

Ya va quedando menos y dentro del horario previsto llegamos al Puente de los Franceses, desde el cual recuperamos la ribera del río Manzanares y seguimos la dirección de las aguas del río que nos conducen hasta el elegante puente de la Reina Victoria, a pocos metros damos por concluida la ruta en el mismo punto de inicio Príncipe Pio, a tras hemos dejado más de 12 kilómetros de ruta.

La senda anteriormente relatada e ilustrada con su correspondiente vídeo, fue anunciada en el diario El País, en el siguiente enlace lo podrán visualizar:


Si le gusta el senderismo y la naturaleza y desea participar en las rutas que organizo, pueden ponerse en contacto conmigo escribiéndome a: 


danielmedioambiente@gmail.com


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