domingo, 24 de julio de 2016

PUEBLO DE BRIHUEGA

En la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, más concretamente dentro de los límites territoriales de la Provincia de Guadalajara, se localiza la villa de Brihuega.
 
A 876 metros sobre el nivel del mar, sobre la altiplanicie y en plena vega del río Tajuña, la localidad de Brihuega, se encuentra rodeada por numerosas poblaciones.
 
Haciendo uso de los puntos cardinales que conforman el sistema cartesiano, situamos las poblaciones rayanas a Brihuega: Gajanejos, Ledanca, Argecilla, Almadrones (Norte), Alaminos, Cogollor, Valderrebollo (Noreste), Solanillos del Extremo, Barriopedro (Este), Budia, Henche (Sureste), Irueste, Yélamos de Abajo, Yélamos de Arriba, San Andrés del Rey (Sur), Caspueñas, Valdeavellano, Valfermoso de Tajuña (Suroeste), Trijueque y Valdegrudas (Oeste), Muduex (Noroeste).
 
Su gran extensión abarca bajo sus dominios pequeñas poblaciones como son: Archilla, Balconete, Castilmimbre, Cívica, Fuentes de la Alcarria, Hontanares, Malacuera, Olmeda del Extremo, Pajares, Romancos, Tomellosa, Valdesaz, Villaviciosa de Tajuña y Yela.
 
A tan solo 33 km de Guadalajara y a 90 km de Madrid, Brihuega se ubica en plena Comarca de La Alcarria, donde las tierras son labradas para producir cereales de secano principalmente.
 
Tres importantes ríos bañan sus tierras, estos son el Tajo, el Henares y el Tajuña, los tres contribuyen a dar forma a estas tierras, donde predominan los valles, las campiñas, los páramos y las laderas.
 
El origen de la población de Brihuega lo encontramos en un poblado celtibérico llamado Brioca, de donde deriva su actual nombre, la ubicación estratégica que ocupa este asentamiento humano, ha sido el nexo de unión entre las diferentes civilizaciones que han habitado estos hermosos parajes.
 
Los iberos también ocuparon estas ricas tierras y según otra teoría el nombre de Brihuega proviene del vocablo ibero “briga”, que significa lugar fuerte o amurallado.
 
Documentos y registros medievales recogieron información sobre la población de Brihuega bajo el nombre de Castrum Briga o castillo sobre la roca.
 
Brihuega ha acogido a diversos conspicuos personajes a lo largo de la historia, empezaremos hablando del rey Al-Mamún de la taifa de Toledo que alojó en su palacete de Brihuega a su amigo Alfonso, rey de León, cuando en 1072 éste fue derrotado en la batalla de Golpejera por su hermano Sancho II de Castilla y expulsado de su reino.
 
Alfonso VI, se hizo con el Reino de Castilla, en 1085 conquisto el valle del río Tajuña y en 1086 cedió Brihuega al arzobispo Raimundo de Toledo, primer constructor de la fortaleza que preside el valle del Tajuña.
 
La villa de Brihuega estuvo rodeada por una inexpugnable muralla, la cual fue terminada durante el siglo XIII, dotando a la población de un elemento defensivo fundamental para el desarrollo de la población.
 
El fuero de Brihuega fue concedido en el año 1242 por el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, conocido por seudónimo de El Toledano, artífice de dotar a Brihuega de diversas iglesias, como la de San Felipe y de Santa María y la capilla gótica del Castillo de la Piedra Bermeja.
 
A lo largo de la Edad Media, Brihuega experimento un auge en el comercio y en la industria, debido a la llegada de pobladores pertenecientes a diferentes culturas, el enriquecimiento cultural, social y económico repercutió directamente en una amplia manifestación artística y urbanística.
 
Brihuega se regía por el sistema señorial, hasta que en 1584 Felipe ll agrego la villa a la corona y en 1670 los arzobispos tomaron posesión de Brihuega con el cardenal Sandoval y Rojas.
 
Los acontecimientos bélicos que a lo largo de la historia se han sucedido en Brihuega son diversos, en 1710 las tropas de Felipe V, encabezadas por el Duque Luis José de Vendôme asaltaron la población durante la Guerra de Sucesión, obligando a las tropas británicas comandadas por el general James Stanhope a rendirse.
 
En la cercana población de Villaviciosa de Tajuña tuvo lugar una batalla que cambio el curso de la historia de España, el resultado de la contienda supuso la entrada al trono a la dinastía Borbón.
 
Del señorío feudal, Brihuega pasa al señorío arzobispal, y no fue hasta el siglo XVIII bajo la influencia de los monarcas ilustrados donde Brihuega obtiene su desvinculación con los sistemas medievales y experimenta un cierto auge industrial.
 
Las nuevas ideas de organización del país llevadas a cabo por Fernando VI y Carlos III, dieron lugar a un proceso de industrialización, como resultado a mediados del siglo XVIII se construye en Brihuega la Real Fábrica de Paños.
 
A principios del siglo XIX, en 1808 Brihuega fue testigo de la lucha contra los franceses en la Guerra de la Independencia.
 
En el siglo XX, en 1937 durante la Guerra Civil Española, Brihuega fue ocupada por la milicia italiana que se enfrentó con el ejército republicano.
 
Una vez expuestos ciertos detalles de la historia de Brihuega es momento de descubrir el patrimonio monumental que alberga este precioso pueblo.
 
El conjunto formado por el castillo, las puertas y las murallas de la Villa, son los elementos arquitectónicos más significativos.
 
El castillo de Peña Bermeja se localiza en el extremo sur de la población, junto a la iglesia de Santa María. La fortaleza medieval debe su nombre a que su basamento se asienta sobre una loma rocosa de color azafranado, la cual ha soportado los efectos de los agentes erosivos y de la acción humana que ha ido horadando grutas a lo largo del tiempo.
 
Su construcción data de finales del siglo XI, y se levantó aprovechando una edificación anterior de origen musulmán, durante los siglos XII y XIII se realizaron diferentes reformas y ampliaciones, su utilidad residencial prevalecía al de baluarte bélico.
 
La originaria alcazaba musulmana fue transformándose poco a poco en el actual castillo, en el siglo XII, se le incorporaron estancias de estilo románico y durante el siglo XIII se edificó la capilla de estilo gótico de transición.
 
El núcleo central del castillo consta de un espacio central, el más elevado, en el que hoy aparecen unas edificaciones que debieron pertenecer a salones del palacio.
 
Un amplio espacio abierto con restos de otras construcciones, sirve en la actualidad de cementerio.
 
Al norte surge un conjunto de edificaciones, compuestas por una larga nave cubierta de bóveda de cañón, que constituye la capilla de la Vera Cruz, a la cual se accede por una puerta desde el prado de Santa María.
 
En el nivel superior del castillo se ubica la capilla, de dimensiones cuadradas y planta poligonal compuesta por cinco lados, integrando un espacio de arquitectura gótica singular, construcción realizada en el siglo XIII.
 
La cubierta está formada por arquerías apuntadas, ojivales y en el ábside se abren tres ventanales esbeltos y apuntados, mostrando ménsulas de decoración vegetal y claves en las bóvedas.
 
En el patio de armas se levanta la iglesia de Santa María de la Peña, del siglo XIII, perteneciente al estilo gótico de transición.
 
El estado de conservación del castillo, es el de ruina consolidada, parcialmente restaurado, fue declarado Monumento Nacional el 3 de junio de 1931 y su propiedad recae sobre el Ayuntamiento de Brihuega, actualmente se utiliza como cementerio municipal y como dependencias religiosas.
 
Su nivel de protección se ampara en la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y en la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
 
Los árabes dejaron multitud de edificaciones como muestra de su paso por Brihuega, tanto el castillo como la imponente muralla, llevan su sello.
 
La muralla llego a rodear toda la población, paseando por sus calles y sin abandonar el perímetro es posible recorrer hasta 12 kilómetros y descubrir todos los lienzos o cortinas que componen la muralla.
 
Las murallas briocenses cuentan con un punto estratégico para todo aquel que quiera realizar una fotografía de las murallas, se trata del costado noroeste donde se encuentra en buen estado tanto los lienzos como las almenas, fruto de las actuaciones de restauración llevas a cabo.
 
Las obras de finalización de la muralla concluyeron en el siglo XII, tal imponente muralla fue dotada de formidables puertas de acceso al recinto amurallado, como son: La Puerta de la Cadena, El Arco de Cozagón y la Puerta del Juego de Pelota.
 
Destaca sin duda el grandioso arco de Cozagón, ubicado en el extremo sur del pueblo, por esta puerta entraban tod@s aquellos que procedían de los caminos que venían desde Toledo. De estilo gótico, está compuesto por un par de robustos machones de planta cuadrada, unidos en lo alto por un doble arco apuntado.
 
Sin duda es la puerta más importante de la villa, que da acceso al camino que se dirige primero al Tajuña y después al Tajo, sus dimensiones hablan por sí solas 10 metros de alto por 3,30 metros de ancho, construido en piedra de toba labrada, la cual es fácil de tallar por su relativa escasa dureza, con el paso del tiempo la piedra de forma progresiva se va endureciendo.
 
Si dedicamos tiempo a la observación del arco, localizaremos sillares donde los canteros dejaron sus señales, como la cruz, el aspa o cruz de San Andrés, la escuadra, y las paralelas inclinadas.
 
Ilustres personajes cruzaron esta puerta como Alfonso X el Sabio, Rodrigo Jiménez de Rada, el Cardenal Cisneros y un largo etc…
 
Continuando con el agradable paseo por Brihuega llegamos al arco de la Guía, el cual da acceso al Prado de Santa María.
 
Construido en el siglo XIX por el General Hugo, progenitor del escritor Víctor Hugo, durante la Guerra de la Independencia (1808 -1814), cuya finalidad era dar acceso al interior del recinto amurallado para conquistar el castillo de la Piedra Bermeja.
 
Al norte del municipio se sitúa la puerta de la Cadena, conocida antiguamente por la puerta de Valdeatienza, ya que hasta allí llegaba el camino que se dirigía hacia la Villa de Atienza.
 
Construida con un arco de medio punto y rematada con un murete almenado, bajo el cual se asientan varias placas conmemorativas del asalto a la Villa en 1710 durante la Guerra de Sucesión, en el marco de la Batalla de Brihuega-Villaviciosa que tuvo lugar en estas tierras alcarreñas.
 
Otra de las entradas a destacar es la puerta del Juego de Pelota o puerta Medieval de Santa María, situada en la parte más alta del pueblo, justo en el tramo de muralla que circunda el Prado de Santa María.
 
Construida a mediados del siglo XIII, los maestros canteros emplearon en la elaboración del doble arco de estilo gótico, sillares de arenisca y tobas calcáreas regulares, en algunos de las cuales aún se aprecian las marcas que hace ocho siglos grabaron los picapedreros.
 
Las calles de Brihuega esconden numerosas iglesias todas ellas merecen una visita, tal abundancia de construcciones de carácter religioso florecieron a lo largo del siglo XIII, cuando el arzobispo Don Rodrigo Ximénez de Rada introdujo y estimulo la arquitectura cisterciense promocionando la construcción de la mayoría de las iglesias briocenses.
 
Empecemos por visitar la iglesia de San Felipe, situada en la Plaza San Felipe, su construcción data del siglo XIII, es de estilo románico de transición al gótico.
 
Tres naves abovedadas de crucería componen la planta de la iglesia, la nave central esta rematada con un largo presbiterio de forma rectilínea y con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones y ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera.
 
Su muro más meridional cuenta con una portada compuesta por cinco arquivoltas apuntadas, con guardapolvos de puntas de diamante. Estructuralmente dispone de ocho columnas las cuales soportan las cargas de la iglesia, en cada muro de las naves laterales encontramos un óculo con ménsula interna formando una estrella de seis lóbulos.
 
La puerta principal cuenta con un cornisamento custodiado por contrafuertes y alero sustentado por canecillos zoomórficos. Sobre la puerta en la parte más alta de la pared un gran rosetón circular decorado con diversas molduras y guardapolvos de puntas de diamante, cuyas tracerías forman una estrella de seis puntas, conforman un hermoso elemento decorativo tanto en el exterior como en el interior donde se observan las vidrieras.
 
La puerta lateral y la principal son muy semejantes, ambas cuentas con arquivoltas apuntadas rematadas por chambrana de puntas de diamante y cinco pares de columnas separadas por jambas decoradas de forma similar.
 
Continuando con nuestro itinerario hasta llegar a la Plaza San Miguel, vemos la iglesia de San Miguel, construida a mediados del siglo XIII, de estilo podríamos decir mudéjar toledano con elementos góticos.
 
Tres naves componen el templo, las cuales descansan sobre arcos apuntados de ladrillo, decorados con aristas vivas.
 
La nave central es la más elevada, en sus muros de aparejo surgen vanos de diferentes hechuras, algunos son alargados con remates semicirculares, otros de herradura y óculos ornamentados con elementos de ladrillo.
 
El acceso a la cabecera se realiza a través de un arco triunfal apuntado que apoya en columnas y pilastras con capiteles de decoración vegetal, cubriéndose en su parte absidal mediante una hermosa bóveda nervada de ladrillo, en forma de estrella de seis puntas, lo mismo que el tramo recto del presbiterio.
 
Adosada al lado norte se sitúa la torre de las campanas, a levante se alza el ábside poligonal de traza mudéjar, construida de ladrillo descubierto, con múltiples contrafuertes adosados y sin ventanas.

En pleno Prado de Santa María, recinto amurallado del castillo de la Piedra Bermeja, se levanta la iglesia de Santa María de la Peña, situada junto al Castillo de la Piedra Bermeja.
 
A principios del siglo XIII, se iniciaron las obras de construcción del templo, el cual cuenta con tres naves, su puerta principal es de estilo de transición del románico al gótico, cuenta con cuatro arquivoltas apuntadas, el tímpano este rebajado con dos arcos apuntados simétricos y cuenta con tres óculos, siendo el central un pequeño rosetón circular y tetra-lobulado.
 
La cabecera dispone de un presbiterio rectangular y el ábside poligonal, en cada vértice de este polígono de cinco lados existe un contrafuerte escalonado.
 
En los paños murales se abren elegantes y largos ventanales con vano de medio punto rodeado de cuatro arquivoltas y guardapolvos de punta de diamante.
 
En el interior el arco triunfal es apuntado, y da acceso al presbiterio con columnas y bóveda también de crucería. El ábside poligonal se cubre con bóveda nervada.
 
En su interior de conserva la imagen de la Patrona de la localidad: la Virgen de la Peña.
 
Esta iglesia es un buen ejemplo de arquitectura cisterciense de transición del románico al gótico.




En la calle San Juan, localizamos los restos arqueológicos de la Iglesia de San Juan, la cul contaba con una torre cuadrada de más de 12 de altura, su construcción se comenzó en el siglo XII, contaba con una sola nave con bóveda de cañón, ábside semicircular y tejado a dos aguas, probablemente dispondría de un pórtico lateral en el costado sur.

 
En el siglo XVII se destruyó la iglesia románica original, quedando en pie la torre, por lo que se levantó una nueva iglesia de estilo clásico, la cual contaba en su lado norte con sacristía y bajo la torre se instaló la capilla de la Virgen de la Zarza cuya propiedad pasó a ser del genial músico Sebastián Durón (1660-1716).
 
A principios del siglo XX San Juan dejó de ser definitivamente parroquia de Brihuega lo que fue provocando su abandono hasta su derrumbamiento, todo ello unido a los daños provocados durante la Guerra Civil.
 
En los años 60 del siglo XX, la iglesia de San Juan cayó derrumbada. Debido al estado en el que se encontraba, no se pudo evitar su caída, que provocó daños y víctimas mortales.
 
Escondida en la plaza de San Simón se sitúa la antigua iglesia de San Simón, construida sobre la mezquita de Brihuega. El templo esta adosado a otros edificios lo que obstaculiza su visualización exterior.
 
Lo construcción actual data de los siglos XIII y XIV, de estilo mudéjar toledano, consta de una sola nave con ábside semicircular, el acceso original incorpora un arco apuntado polilobulado decorado en su parte superior con un rosetón u óculo.
 
La edificación presenta un zócalo de mampostería de tres metros de altura, sobre el cual existe una decoración creada con aparejo toledano, con cajas de mampostería y verdugadas de ladrillo.
 
El ábside debe incorporar cinco ventanas, de las que exteriormente solo se aprecian dos, construidas mediante cuatro arcos concéntricos, de ladrillo, ligeramente apuntados. El interior presenta bóveda de cascarón, reforzada por seis nervios que se unen en clave común.
 
Al ser de propiedad privada solo se aprecia desde el exterior el ábside mudéjar, todo un tesoro.
 
Brihuega nos va revelando con sus construcciones el paso de las distintas civilizaciones a lo largo del tiempo y de los cambios de tendencia, a partir de los siglos XVI y XVII, con la llegada de las Monjas Recoletas de San Bernardo, Jerónimas y Franciscanos, se pasó de construir iglesias a levantar conventos.
 
El convento de las Jerónimas de San Ildefonso, situado en la Avenida de la Constitución, data de finales del siglo XVI.
 
Tras cinco siglos, lo único que nos queda incólume es la fachada, el paso del tiempo y sobretodo los saqueos y bombardeos de la Guerra Civil hicieron mella en el convento el cual quedo muy deteriorado.
 
En la plaza de Manu Leguineche, se levanta el Convento de San José, fundado por Juan de Molina en 1619, es uno de los edificios vinculado a la Muralla, en el Prado de Santa María.
 
De convento se reconvierto en 1835 a hospital de la villa, además de ser cárcel, colegio y escuela taller. En la actualidad alberga la Sala de Exposiciones y el primer Museo Mundial de Miniaturas del Profesor Max.
 
De los edificios de índole religioso pasamos a uno de los elementos arquitectónicos y de ingeniería que personalmente más me cautivan, se trata de las fuentes, ya sean de carácter ornamental como para el abastecimiento del necesario elemento líquido, el agua.
 
La población de Brihuega es conocida como el “Jardín de la Alcarria”, siendo el agua una de sus señas de identidad, su situación geográfica le permite disfrutar de grandes manantiales subterráneos que manan en numerosas fuentes repartidas por las diferentes calles y plazas.
 
Entre fuentes ornamentales y de abastecimiento, Brihuega cuenta con hasta 12 fuentes, y son:
 
1. Fuentes de la Eras del Agua
 
2. Fuente del Paseo de la Fábrica
 
3. Fuentecilla
 
4. Fuente del Jardinillo
 
5. Fuente de Santo Tomás
 
6. Fuente del Molinillo
 
7. Fuente de Santa María
 
8. Fuente de San Juan
 
9. Fuentes del Coso
 
10. Fuente del Tinte
 
11. Fuente Blanquina y Lavadero Municipal
 
12. Fuente Hisopo
 
Hablemos primero de las fuentes de abastecimiento, las cuales son: la Fuente del Paseo de la Fábrica, la Fuentecilla, la Fuente de Santo Tomás, la de San Juan, la Fuente del Tinte o la del Hisopo, fuentes todas ellas vitales para los habitantes de Brihuega, donde acudían a llenar los cántaros para avituallar de agua a sus hogares, no fue hasta mediados del siglo XX cuando se empezó a dotar de agua corriente a las casas del pueblo.
 
No menos importantes son las fuentes situadas extramuros como por ejemplo en el en el Camino de Toledo la fuente del Cubillo, la del Piojo y la de Santa Ana; o en el Camino Bajo de Villaviciosa la fuente de la Princesa, la de San Gil y la de Fuencaliente.
 
Las fuentes ornamentales, son: la fuente del Coso, mandada construir por Carlos III, la fuente de las Eras del Agua, fuente del Jardinillo, fuente de Santa María.
 
Según vamos descubriendo Brihuega y sus calles observamos uno de los elementos más característicos de la arquitectura alcarreña como son los soportales, los cuales están presentes en varias de las calles del pueblo, como en la Plazuela de Herradores; la Calle de las Armas; los portales de Chapero, la Calle Mayor y en la Plaza del Coso.
 
Con la llegada al trono de la dinastía de los Borbones, se introdujeron nuevos estilos y los arquitectos reales dejaron su huella en la villa de Brihuega, a lo largo del siglo XVIII.
 
Uno de los ejemplos lo encontramos en la plaza del Coso, emplazamiento de la Real cárcel construida en 1781, durante el reinado de Carlos III, y viene a sustituir a la construida anteriormente por Felipe II en el siglo XVI.
 
Fue utilizada como escuela y academia de música. En 1984 se realizó una reforma en su interior con el objeto de adecuarlo como biblioteca; y actualmente alberga la Oficina de Turismo de Brihuega, en la segunda planta del edificio se aloja el Centro de Documentación Histórica del Archivo de Brihuega.
 
Desde los siglos XIII y XIV, en Brihuega y en sus inmediaciones surgieron numerosos batanes, dando lugar a una importante industria textil.
 
Actividad que se vio potenciada en el año 1750, cuando el rey Fernando VI funda la Real Fábrica de Paños de Brihuega, como sucursal de la Fábrica de Guadalajara.
 
La fábrica se construye dentro del recinto amurallado, en el espacio que ocupa la ermita de Santa Lucia, siendo uno de los ejemplos de la arquitectura industrial del siglo XVIII en España.
 
Su apogeo se dio entre el año 1768 al 1790, siendo una de las instalaciones industriales más prestigiosas del país.
 
Durante la Guerra de la Independencia la fábrica fue desvalijada y su edificio reconvertido en cuartel francés.
 
Su actividad manufacturera se reinicia en 1814, pocos años después en 1840 la fábrica se privatiza y prosigue su actividad hasta el inicio de la Guerra Civil.
 
El edificio del siglo XVIII, cuenta con una puerta barroca del año 1810, la cual da acceso a un patio con capilla. El zaguán da paso al cuerpo principal o rotonda, donde estaban instalados los ochenta y cuatro telares de paños.
 
El diseño del edificio se debe al Arquitecto don Manuel de Villegas, con reformas posteriores de don Ventura Padierne, creando un edificio con una novedosa y original planta circular.
 
Destacan como parte intrínseca de la Fábrica sus jardines versallescos, con parterres y cipreses, adornados con farolas, miradores, cenadores y fuentes; dominando el conjunto del pueblo, los edificios destinados a la administración y residencia de los funcionarios que se ocupaban de su gestión, que ofrecen una maravillosa panorámica sobre el río Tajuña.
 
Para observar todas estas instalaciones es necesario subir por el Paseo del Cronista Antonio Pareja Serrada hasta el final para luego girar a la izquierda y proseguir por el Paseo de la Fábrica.
 
Una de las casas más señoriales de Brihuega se encuentra en la calle de las armas, se trata de la Casona de los Gómez, vivienda nobiliaria del XVIII de estilo renacentista.
 
En la fachada se observan escudos heráldicos, situados a ambos lados de la balconada y jambas con decoración almohadillada en sus principales vanos.
 
Todas las calles nos llevan al centro de Brihuega, donde como no puede ser de otro modo se ubica la Plaza del Ayuntamiento o Plaza Mayor de la Villa, conocida desde el siglo XVI como El Coso.
 
El origen del término “Coso”, cuenta con dos teorías, para algunos esta palabra deriva del vocablo árabe “zoco” que significa mercado y que podría relacionarse con la celebración del mercado en dicha plaza, mientras que para otros su nombre es consecuencia de la costumbre de celebrar en este lugar las corridas de toros, ya que Brihuega utilizaba este lugar para su celebración antes de contar con una Plaza de toros.
 
La plaza cuenta con dos monumentales fuentes de indudable aspecto barroco que aportan elegancia y frescor durante los días más calurosos.
 
El edifico consistorial preside la plaza, fue inaugurado en 1975 y sustituyó al antiguo edificio realizado por Ventura Rodríguez, en el siglo XVIII, concretamente del año 1797.
 
Frente al Ayuntamiento encontramos las llamadas Cuevas Árabes construidas entre los siglos X y XI, las cuales componen un laberinto de galerías y túneles que recorren todo el subsuelo briocense, con una longitud aproximada de ocho kilómetros, fueron utilizadas en épocas de asedio, a través de ellas tenían una vía de escape al exterior de las murallas.
 
Cuenta con una temperatura constante de 12º C durante todo el año, de ahí que se utilizaran como almacén de víveres y alimentos en épocas pasadas.
 
Un elemento que puede pasar desapercibido es el Rollo o Picota, su emplazamiento se sitúa en el inicio del Camino al Silo, enfrente de la Puerta de la Cadena.
 
Fue construido en el siglo XVI, en granito tallado, consta de un fuste alto y cilíndrico, apoyado sobre un bloque también de granito.
 
Este monumento fue señal durante muchos siglos de que Brihuega tenía el carácter de villa y no el de aldea, de ahí su notable importancia.
 
Sin duda uno de los rincones con más encanto de Brihuega, es el Prado de Santa María, situado dentro del recinto amurallado del castillo de la Piedra Bermeja y por el cual se accede desde el Arco de la Guía, en la época de la ocupación árabe su funcionalidad fue la de patio de armas de la alcazaba musulmana.
 
Brihuega nos ofrece una estructura pintoresca típica de los pueblos de la Alcarria, donde las calles son estrechas y sinuosas, protegidas por aleros, balcones y arcos que comunican las calles entre sí, calles porticadas normalmente en la confluencia de plazas, asimismo porticadas.
 
Los materiales tradicionales empleados en la mayoría de las construcciones posteriores a nuestra época, son la piedra, la madera y el barro, todos ellos elementos naturales encontrados en la zona, lo que aporta un elemento de sostenibilidad que en nuestra época apenas desarrollamos.
 
En los alrededores de Brihuega encontramos tierras de labranza, pequeños bosques de encinas y robles que dominan el matorral, así como especies aromáticas, las cuales encontramos paseando por diferentes caminos de la zona.
 
Si desean ampliar información o disfrutar de una visita guiada por el pueblo de Brihuega y sus alrededores, contacten conmigo escribiéndome a: danielmedioambiente@gmail.com
 
Bibliografía: www.brihuega.es


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