Dentro
de los límites del Parque Regional del Sureste de la Comunidad de Madrid,
encontramos el Soto de las Juntas lugar de gran interés al ser Zona de Especial
Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Interés Comunitario (LIC).
Para
realizar la ruta podemos recurrir al transporte público, en concreto al Metro y
bajarnos en la estación Rivas Vaciamadrid de la línea 9 o bien mediante
transporte privado recorriendo la A-3 hasta la salida 19.
Una
vez llegado a tal punto, es hora de iniciar la ruta y empezar a descubrir todo
lo que nos ofrece el Soto de las Juntas y dejar a tras las primeras impresiones
y no sugestionarnos por las primeras vistas que nos ofrece el escenario.
La
senda consta de unos 7 kilómetros aproximadamente y durante todo el recorrido
no encontraremos ningún desnivel. El formato del camino es el de una pista
forestal compuesta por zahorra que agradecen ciclistas y paseantes por la
comodidad y amplitud del camino.
Durante
toda la senda podremos observar como a ambos lados del camino crecen
exuberantes tarays y en los claros donde el terreno es llano por su origen
geológico y también por el antiguo uso agrícola de los terrenos hallaremos multitud de plásticos de
color negro colocados en posición vertical como si del mismo suelo surgieran,
pues bien todos esos plásticos son protectores que resguardan jóvenes árboles y
arbustos de la incesante y numerosa población de conejos que habita en la zona.
Son
diversas las plantaciones que encontramos a lo largo y ancho del Soto de las
Juntas, realizadas: por la Comunidad de Madrid, por el Ayuntamiento de Madrid y
por voluntarios dentro de proyectos de recuperación del soto, en los cuales
participe activamente en un primer momento como voluntario y posteriormente
como técnico.
Otro
de los aspectos a destacar y que podemos analizar mientras realizamos el itinerario,
es la buena gestión que se ha realizado de los tendidos eléctricos, los cuales
están totalmente señalizados con dispositivos para que las aves detecten la
presencia de los cables y así evitar impactar con ellos, al igual que la
instalación de posaderos recubiertos con materiales aislantes para evitar la
electrocución de las aves.
Según
avanzamos por el camino podemos buscar a nuestra derecha, clareos entre la
vegetación de ribera y asomarnos a ver el transcurrir las aguas del río
Manzanares, y si alzamos un poco la vista contemplaremos la majestuosidad de
los cantiles de yeso, tan característicos de la zona.
Los
peculiares cantiles de roca de yeso tienen su origen geológico en la cuenca
endorreica que formó el río Manzanares y el río Jarama, la acumulación de las
aguas produjo la formación de un pequeño mar interior que fue erosionando el
terreno, hace cinco millones de años las aguas del este mar interior se fueron
desecando y en la actualidad podemos ver las características Terrazas del
Manzanares.
Otra
de las huellas dejada por la cuenca endorreica es el gran depósito de áridos y
cantos rodados existentes en la zona, de hecho se dice que todo el barrio de
Vallecas fue construido con arena extraída de las graveras de la zona.
Si
somos curiosos podemos encontrar una gran cantidad de depósitos de cantos
rodados por una diversidad de puntos, por donde ya no pasa el agua de los ríos que
asedian el Soto, ello es debido a que el caudal de los dos ríos hace miles de
años era mucho mayor por lo que inundaban una extensión de tierra mucho mayor a
la actual.
Durante
el paseo es recomendable observar los cielos done podremos avistar enormes
bandos de cientos de cigüeñas blancas y miles de gaviotas que se dirigen o vuelven
del vertedero de Valdemingomez, aunque su destino no es muy glamuroso el poder
ver como vuelan cientos de cigüeñas blancas, gaviotas y garcillas bueyeras principalmente
es todo un espectáculo.
Poco
a poco y disfrutando de toda la gran diversidad ornitológica que nos ofrece el
Soto, llegamos a la inmediaciones de la laguna, todo un oasis para las aves acuáticas.
El
origen de la laguna del Soto de las Juntas como el de las más de 100 lagunas
que hay en la zona es antropomórfico debido a la extracción de áridos y cantos
rodados, cuando las graveras empiezan a extraer el material producen una gran
oquedad en el terreno y según van profundizando se acercan al nivel freático el
cual rompen al llegar a un punto donde la capilaridad o granularidad del
terreno deja escapar el agua subterránea que rápidamente inunda el agujero
creado, el nivel de las aguas se estabiliza cuando estas igualan su altura con
las aguas del río Manzanares y del río Jarama.
La
pista nos conduce hasta uno de los observatorios de aves, en el cual es prácticamente
obligatorio parar y entrar en el observatorio donde podremos echar mano de los prismáticos
y de la guía de campo para ir identificando aves como: la focha común, el calamón
común, el pato cuchara común, el somormujo lavanco, el zampullín común, zampullín
cuellinegro, el cormorán grande y otras muchas más que habitan en algún momento
del año la laguna.
El
observatorio nos permite contemplar la avifauna sin ocasionar molestias y además
es un buen lugar para poder retomar fuerzas tomando un pequeño almuerzo.
Una
vez retomadas las energías, es momento de volver a la senda, que en este tramo
nos ofrece una visión del río Manzanares mucho más nítida al no haber tanta
vegetación en sus orillas al igual que podemos disfrutar de los cantiles de
yeso situados al fondo a modo de telón de un escenario.
La
erosión ha ido esculpiendo los cantiles ofreciendo peculiares formas que
incluso desafían a la propia gravedad, en las grietas que la erosión va
abriendo es uno de los lugares preferidos para anidar del rey de las rapaces
nocturnas el búho real, el mayor depredador de la zona, en los cantiles también
nidifica la chova piquirroja o incluso el halcón peregrino con el permiso del búho
real, claro está.
Durante
la senda es recomendable ir descubriendo rastros, como son las huellas que van
dejado animales como el jabalí, el zorro o el más numeroso de los mamíferos de
la zona el conejo.
La
senda sigue pegada al curso de río Manzanares hasta llegar a un punto donde la
trazada del camino se curva y nos conduce hasta el cauce del río Jarama donde
es frecuente encontrar cercetas comunes, patos cucharas, porrones europeos y
porrones moñudos principalmente.
Bajo
las aguas del río Jarama se encuentran varios nidos de ametralladoras de la
Guerra Civil Española, testigos de la trágica Batalla del Jarama que se produjo
en esta zona, donde aun se pueden encontrar antiguas trincheras erosionadas o
tapizadas por la vegetación.
Un
poco más adelante volvemos a encontrarnos con la laguna y con nuevos
observatorios donde podremos realizar una nueva parada para ver desde otra perspectiva
la laguna y desde donde poder atisbar nuevos rincones.
Tras
dejar a tras la laguna nos dirigimos al punto de inicio, al ser esta una ruta
circular, pero en el trayecto de regreso podemos ir localizando en las ramas de
los álamos los asombrosos nidos colgantes del pájaro moscón, o ver en acción al
milano real, al milano negro, al cernícalo vulgar o al busardo ratonero entre
otros.
En
cuanto a los pájaros de pequeño y medio tamaño las especies que podemos
observar son muchísimas: jilgueros, herrerillos comunes, martines pescadores,
pitos reales, oropéndolas, alcaudones comunes, estorninos, urracas, carboneros
comunes, mitos, mosquiteros, carriceros, zarceros, currucas, reyezuelos,
mirlos, petirrojos, colirrojos tizones, tarabillas comunes, gorriones
molineros, estorninos, pinzones, verderones, verdecillos, pardillos y muchas
especies más.
En
el apartado de reptiles y anfibios podemos encontrar culebras de escalera,
lagartos ocelados y sapos corredores.
El
insecto más destacable por su belleza es sin duda la mariposa cola de
golondrina que podremos localizar revoloteando entre los tarays.
La
isla que forma el Soto de las Juntas al estar entre dos ríos, es uno de los
espacios naturales merecedores de una visita donde la ornitología debe ser una de las protagonistas.
Si
deseas conocer el Soto de las Juntas, contacta conmigo para que pueda
organizarte una visita guiada: danielmedioambiente@gmail.com
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